María José Durán, originaria de Sabanilla, Montes de Oca, ha marcado un hito al convertirse en la primera costarricense aceptada en el programa de doctorado en bioingeniería del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Su decisión de elegir MIT, su proceso de admisión y sus planes reflejan un recorrido lleno de desafíos y determinación.
Durán fue aceptada por otras universidades prestigiosas como Harvard, Stanford y UCSF, pero MIT destacó por la calidad de su comunidad académica y el fuerte sentido de apoyo entre los estudiantes. La presencia de profesores pioneros en biología sintética e inmunología fue un factor decisivo. Para ella, ser la primera tica en este programa es una oportunidad para aprovechar los recursos y abrir puertas a otros estudiantes de la región, buscando inspirar y mostrar que estas oportunidades están al alcance.
El camino de Durán ha estado marcado por el esfuerzo y los sacrificios personales y académicos. “No se trata solo de tener buenas notas. Como persona internacional, debes demostrar que puedes contribuir al campo en el que te estás desarrollando”, explica.
A lo largo de su trayectoria, Durán ha aprendido a aprovechar las oportunidades que se le presentan. En lugar de enfocarse en por qué fue elegida, se comprometió a utilizar los recursos disponibles para desarrollar proyectos que beneficien a otros, ya sea inspirando a estudiantes o creando tecnologías que mejoren la vida de las personas. Fue en un momento de reflexión cuando decidió que su objetivo sería impactar positivamente a otros.
En el campo de la inmunología sintética, su meta es modificar las células del sistema inmune para hacerlas más eficientes en la lucha contra enfermedades graves. Aspira a desarrollar tecnologías que aumenten la capacidad de las células inmunes para prevenir y tratar enfermedades de manera más efectiva.

Durán aconseja a otros estudiantes latinoamericanos que busquen aquello que realmente les apasiona. “No importa si es ciencia u otra cosa; lo importante es que lo que hagan tenga un propósito significativo”, afirma. También destaca que los sueños deben estar alineados con un impacto positivo en la sociedad.
Su mensaje final para los estudiantes es claro: “Sueñen en grande, luchen por sus sueños, y en el proceso, asegúrense de llevar a su comunidad con ustedes. El éxito es más valioso cuando se comparte”, indica.
Reconoce que el camino al éxito no es lineal y que es necesario estar preparados para los desafíos. “El éxito no llega fácilmente; hay que estar dispuestos a luchar por lo que se quiere”, señala.
Un momento clave en su carrera fue su participación en iGEM, la competencia de biología sintética más grande del mundo. Superar ese desafío transformó su perspectiva y le dio la confianza para enfrentar retos, incluso con miedo. Este logro no sólo impulsó su carrera, sino que le dejó una lección valiosa: enfrentar los obstáculos es lo que permite crecer.