Un nuevo informe de la UNESCO advierte que, aunque la tecnología tiene el potencial de transformar la educación, su implementación está profundizando las brechas existentes entre estudiantes de diferentes entornos económicos. El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2024 (GEM), titulado Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?, revela que las herramientas tecnológicas no están siendo utilizadas de manera equitativa en las aulas y que su impacto en el aprendizaje sigue siendo limitado.
Durante la pandemia de COVID-19, cerca de 500 millones de estudiantes en todo el mundo no pudieron acceder a la educación a distancia debido a la falta de conectividad. Según las cifras globales, solo el 40 % de las escuelas primarias y el 50% de las secundarias inferiores están conectadas a Internet, una situación que se agrava en los países de bajos ingresos.
“Aunque Costa Rica ha logrado avances en conectividad educativa, muchas zonas rurales y comunidades indígenas aún enfrentan dificultades significativas para acceder a la tecnología”, señaló Margarita Chaves, coordinadora del Observatorio de la Educación de la Universidad Americana (UAM). Esta información concuerda con el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) 2024 de la UNESCO, recientemente publicado. Costa Rica también enfrenta desafíos similares. De acuerdo con Chaves, “la brecha digital es una realidad que afecta el derecho a la educación equitativa en nuestro país”.
En cuanto a la integración de tecnología en las aulas, Chaves mencionó que, aunque el Ministerio de Educación Pública (MEP) ha impulsado iniciativas de formación para docentes, aún existen importantes desafíos. “Muchos educadores en Costa Rica no se sienten suficientemente preparados para utilizar herramientas tecnológicas en sus lecciones, lo que limita su capacidad para mejorar el aprendizaje de sus estudiantes. Es necesario seguir fortaleciendo la capacitación docente para que la tecnología realmente contribuya al aprendizaje”, añadió Chaves.
El informe GEM también destaca que esta es una tendencia global: muchos docentes en todo el mundo no reciben la formación adecuada para usar de manera efectiva la tecnología en sus clases, lo que agrava las desigualdades en el aprendizaje.
Otro de los puntos críticos del informe es el alto costo de mantener la conectividad educativa, un desafío considerable en los países más pobres, donde los gastos diarios pueden alcanzar los mil millones de dólares. Este gasto afecta particularmente a las comunidades más desfavorecidas, ampliando las brechas existentes.
En Costa Rica, Chaves señaló que, a pesar del progreso en la inclusión digital, muchas escuelas rurales aún enfrentan problemas de conectividad. “Es crucial seguir invirtiendo en soluciones sostenibles y accesibles para garantizar que todos los estudiantes tengan la misma oportunidad de acceder a la educación digital”, subrayó.
Desde la UAM, se hace un llamado a los gobiernos para que regulen el uso de la tecnología en las escuelas, prestando especial atención a la protección de datos y la privacidad. “En Costa Rica, hemos comenzado a desarrollar políticas de protección de datos, pero necesitamos mejorar en la implementación de estas medidas, especialmente en el ámbito educativo”, concluyó Chaves.
El Informe GEM 2024 insta a los gobiernos de todo el mundo a garantizar que las inversiones en tecnología educativa sean equitativas, basadas en evidencia y centradas en el bienestar de los estudiantes y docentes.