Por Bloomberg
Xi Jinping aprovechó su última reunión con Joe Biden para enviar un mensaje claro a Donald Trump: China quiere que sean amigos, pero la nación está preparada para luchar si es necesario.
Con Biden a punto de abandonar la Casa Blanca en enero, el líder chino aprovechó la reunión del sábado para explicar en detalle su enfoque hacia un gobierno de Trump. Eso implica encontrar una manera de que las dos mayores economías del mundo se lleven bien, y Xi hizo hincapié en que EE. UU. y China no deben librar una “nueva Guerra Fría” y que un conflicto entre ellos no es inevitable.
Pero siguió reiterando las “cuatro líneas rojas” de China, señalando que Trump debe evitar cualquier movimiento que socave el control del Partido Comunista sobre el poder, empuje a la nación hacia la democracia, frene su ascenso económico o fomente la independencia en Taiwán. Los medios estatales chinos, incluida la CCTV, aprovecharon la referencia a las “cuatro líneas rojas”, diciendo que establecía la agenda para la futura relación.
“No deben ser desafiadas”, dijo Xi en una declaración tras la reunión con Biden en Lima, Perú, donde ambos líderes asistieron a la cumbre de la APEC. “Son los límites y las redes de seguridad más importantes para las relaciones entre China y EE. UU.”.
La extensa declaración de Xi tras lo que fue esencialmente una charla de despedida con el presidente saliente de EE. UU. muestra que China espera lo mejor mientras se prepara para lo peor. Trump ha amenazado con imponer a Pekín aranceles del 60 % y ha designado a varios partidarios de mantener una línea dura respecto a China para dirigir su equipo de política exterior, incluyendo a Marco Rubio como secretario de Estado y a Mike Waltz como asesor de seguridad nacional.
“Es como si Xi intentara fijar el estado actual de las relaciones entre EE. UU. y China, incluso cuando Biden se ve impotente para impedir que Trump altere el statu quo”, dijo Neil Thomas, investigador de política china en el centro de análisis de China del Asia Society Policy Institute. “Eso sugiere que Pekín está seriamente preocupado por la inestabilidad tras la toma de posesión de la administración Trump”.
Aunque Trump ha señalado que se avecinan grandes perturbaciones comerciales, también ha planteado preguntas sobre hasta qué punto EE. UU. debe apoyar a Taiwán y se ha acercado a Elon Musk, el director ejecutivo de Tesla Inc., que tiene importantes intereses comerciales en China. En 2023, Musk dijo que Taiwán es una “parte integral de China”, lo que provocó una reprimenda de los líderes de la isla.